domingo, 20 de mayo de 2012

DEL MARKETING AL MERCADEO Y OTROS DETALLES DEL RASTRO DE MADRID

El Rastro de Madrid, al igual que otros lugares de encuentro para el comercio local como Els Encants en Barcelona o Portobello en Londres, es ya una reminiscencias de un pasado mercantil apoyado en su momento por la llamada de los precios bajos y ante una falta organizada de oferta para el Gran Consumo en las grandes urbes.

Nacido en 1740 como lugar para la venta de segunda mano, la evolución del Rastro hasta la fecha queda desdibujada como un enorme conjunto de 3.500 pequeños puestos en donde encontrar antigüedades, productos de segunda mano y moda de baja calidad a precios asequibles.


En pleno siglo XXI, en donde las compañías de Retail siguen extensos controles de calidad, seguridad y prevención en sus locales de venta al público, sofisticados sistemas de reposición de producto, análisis de frecuencia de compra, tendencias y "Experiencia Cliente" es más que interesante comprobar la numerosa afluencia a estos mercadillos locales en donde los diferentes estándares del comercio quedan solapados por un formato de venta tradicional, un one to one a voz en grito.

La intesa afluencia responde más a un aspecto pintoresco para el turista que a una actividad de valor económico real, si bien es cierto que estos mercados de lo barato han dado paso (conceptualmente) a sus hermanos modernos Outlets, espacios gestionados por una marca o multimarca para dotar a diferentes productos de una segunda vida comercial generalmente a través de una importante reducción de precio.

Al igual que Estambul tiene su Gran Bazar nosotros atesoramos el Rastro de Madrid, una aproximación atemporal a las bases del comercio.

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